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octubre 11, 2010

COLUMNAS



"Cantamos a la vez
que sostenemos los cielos...
Hijas de los números de oro,
Puertas de las leyes del cielo...
Marchamos en el tiempo,
Y nuestros cuerpos refulgentes
Tienen pasos inefables..."

("Cántico de las columnas"
Paul Valéry)




De variado significado, por un lado representan el soporte y la solidez, siendo lo que garantiza el sostén de una construcción: destruirlas amenaza con el colapso de toda la estructura, sea personal, social o arquitectónica.

Asociadas a la idea de "axis mundo", conectan el arriba y el abajo y, en ocasiones, se funden con el simbolismo del árbol correspondiendo la base a las raíces, el fuste al tronco y el capitel a la copa, enlazando el cielo y la tierra.









Como elementos que flanquean el acceso a ciertos lugares señalan el límite (en ocasiones entre lo sagrado y lo profano) que no debe franquearse o debe hacerse bajo determinadas condiciones.

Relacionadas con el hombre, remiten a la columna vertebral; eje y soporte de su verticalidad, sobre ella se afirma física y mentalmente por lo que se transforma en símbolo de ascensión y evolución.









Levantadas para conmemorar, homenajear y narrar acontecimientos importantes, las columnas triunfales y votivas expresan las relaciones entre los hombres y la divinidad, evocan el poder de Dios en el hombre y la potencia de este bajo la influencia de Dios, lo que asegura la victoria y el eterno efecto de los logros.



Algunas obras






Thomas Cole






Edward Pritchett






Hubert Robert






John Singer Sargent






Henry Roderick Newman






Charles Demuth






Carl Blechen






Canaletto






Bernardo Bellotto



noviembre 08, 2009

EL JARDIN

"Cuando decimos que un jardín debe conservar el aspecto de la Naturaleza,
no se debe creer que se trata de una copia exacta de las cosas que nos rodean:
un jardín es una obra de arte."
Adolphe Alphand




Ya sea geométrico y ordenado o agreste y sin orden aparente, este trozo de terreno arreglado y cuidado de manera artificial, se asocia con el poder del hombre de domar y domesticar a la naturaleza.









Presente en numerosas culturas, también alude al paraíso terrenal, ese sitio dónde se lleva una vida ideal en concordancia con un estado espiritual elevado cuyo recuerdo siempre evoca la nostalgia de lo perdido.









Así el "Jardín del Edén", del que la humanidad fue expulsada, es descripto como un sitio de vegetación exuberante, cercado y libre de peligros.
En algunos conventos medievales se concebían pequeños y bellos jardines como recordatorio de aquel paradisíaco lugar.









Ya sean italianos, franceses o ingleses, todos poseen un amplio lenguaje simbólico que se refleja no solo en las especies de árboles y flores que lo conforman, sino también en la disposición de las mismas, en los espejos y juegos de agua, en las esculturas y en todo aquello que se agrega a manera de escenario.

En psicología, el jardín puede llegar a ser la imagen de uno mismo y su centro, a veces representado por una fuente o un árbol, el núcleo mismo del alma.




Algunas obras





Frederick Carl Frieseke





Frédéric Bazille





Franz Marc





Willard Leroy Metcalf





Gustave Klimt





Pierre-Auguste Renoir




Edouard Manet





Childe Hassam





Claude Monet



noviembre 20, 2008

BOSQUES

"Esos bosques sagrados poblados de árboles de altura inusitada,
donde las ramas espesas, superpuestas hasta el infinito roban la vista del cielo,
el poder de la floresta y su misterio,
la confusión que infunde en nosotros esta sombra profunda que se prolonga en las lontananzas,
¿todo eso no da el sentimiento de que un dios reside en este lugar?".

(Séneca - "Cartas a Lucilius")









Oscuro, silencioso, cerrado, sombrío, verdoso, peligroso, desnudo, secreto, son algunas de las imágenes que evoca el término "bosque".

En la Antigüedad y en varias culturas, muchos de ellos estaban consagrados a ciertas divinidades y se los consideraba su morada, por lo que revestían el carácter de sagrados.

En numeroso cuentos y leyendas, se lo supone habitado por seres fantásticos (hadas, enanos, gnomos), enigmáticos y en ocasiones peligrosos (brujas, ogros, dragones y demonios).

Este espacio simboliza lo desconocido, lo salvaje, la naturaleza indómita que se opone a la seguridad del terreno, la tierra cultivada, el jardín, la naturaleza dominada por la mano del hombre.










Presente en los "ritos de iniciación" es a través de él que el héroe o el caballero, logra "probarse" a si mismo, vencer sus miedos y alcanzar la madurez, enfrentando los peligros que yacen en sus profundidades.

Dual, genera angustia y opresión, pero también alegría y serenidad, es allí donde las personas se refugian, buscando apartarse de la vida mundana, sintiéndose protegidos por poderes superiores.









Para la psicología profunda, el bosque es sinónimo de lo inconsciente; por su oscuridad y su misterio, alude a lo desconocido, a lo que yace latente en las profundidades de la mente y que despierta fobias y temores.









En ocasiones se relaciona con la desorientación que provoca ubicarse ante un terreno amenazador que se duda en pisar; ante ese desconcierto, la luz que suele aparecer en un claro o entre los troncos, se transforma en la esperanza y en la verificación de lo correcto.

Como símbolo femenino es fuente de vida y de regeneración y se lo considera matriz y reserva de fuerzas y energías.





Algunas obras de Bosques:





Camille Pissarro




Caspar David Friedrich




Kazimir Malevich





Richard Doyle





Meindert Hobbema





Jacob van Ruisdael





Jean-Baptiste Camille Corot





Gustave Klimt





Nicolas Poussin





Paul Cézanne





Paul Serusier





Pierre Auguste Renoir





Theodor Hagen Waldlandschaft





Thomas Gainsborough


diciembre 15, 2007

DICIEMBRE

Si existe un mes cargado de símbolos, al menos para la civilización Occidental, es el que corresponde al último del año.

Más allá de las connotaciones religiosas que, para algunos, tienen cada uno de los elementos que se asocian a esta época, su verdadero significado es mucho más profundo y anterior a la llamada "Era Cristiana".

También cabe mencionar que todas estas tradiciones provienen del hemisferio norte, por lo que, aplicadas al hemisferio sur, suelen perder el sentido original.



El Árbol de Navidad







Considerado un símbolo cristiano, en realidad, está ligado a tradiciones germánicas y escandinavas.

En él se conserva un resto de la antigua religión de la naturaleza, el culto a los árboles. Adornarlo con frutas y elementos diversos (que, en nuestros días, se reemplazaron con globos y luces) auguraba un renacer, una esperanza de "florecimiento" en pleno invierno.

El pino, siempre verde y de follaje perenne, aún en la estación fría, es asociado con lo eterno y lo inmortal; por ello alude a Cristo y por su forma triangular, a la Trinidad.

Iluminado, (en un principio con velas
), se transforma en un verdadero "Árbol de la Vida"; para el paganismo remite a fiestas solsticiales y a ritos de regeneración de la luz; para el cristianismo, simboliza a Jesús, "Yo soy la Luz del Mundo".



Velas







En el contexto de la celebración del "Solsticio de Invierno", (recordemos que, siempre hablando del hemisferio norte, se produce el día más corto y la noche más larga, a partir de la cual los días vuelven a prolongarse), cobran un enorme significado simbólico; son las protagonistas de una verdadera "fiesta de luz".

Representan el triunfo del día sobre la noche, el bien sobre el mal, la luz sobre las tinieblas; la fuerza de lo positivo y de la esperanza por encima de la adversidad.

Encender una vela es participar del misterio de la luz y de la magia de verla cobrar vida ante nuestros ojos; quizás por ello, su luz cálida y tenue sigue estando presente en tantos y tan diversos momentos de nuestras vidas.


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