Energético, alentador y estimulante, es más cálido que el amarillo pero sin llegar a la pasión y el ardor que despierta el rojo.
Ubicado a medio camino de los dos tonos nombrados, es el más radiante de todos.
Se lo asocia con el punto de equilibrio entre el cielo (azul) y la tierra (rojo), el espíritu y la materia.
Se lo asocia con el punto de equilibrio entre el cielo (azul) y la tierra (rojo), el espíritu y la materia.
Equilibrio que, si se rompe, lo puede ubicar tanto en un extremo como en otro, transformándolo en símbolo del amor divino o en emblema de la lujuria.
Presente en las vestimentas de los monjes budistas, también lo está en las ropas de las Musas que aparecen como hijas del Cielo y la Tierra; en ocasiones se lo relaciona con la expresión de la fe constante y de la fidelidad.
En su aspecto negativo se convierte en símbolo de la infidelidad y de la exaltación de las pasiones terrenales.
En su aspecto negativo se convierte en símbolo de la infidelidad y de la exaltación de las pasiones terrenales.
Obras en Anaranjado
John Everett Millais
Charles Rennie Mackintosh
Sir Lawrence Alma-Tadema
John William Godward
Edward Robert Hughes
Fernand Khnopff
Arthur Hacker
John Collier
Lord Frederick Leighton
2 comentarios:
Hola, DG. Vengo a celebrar nuestra feliz coincidencia. El naranja es un color hermosísimo. Yo lo a-doro. Un beso.
Feliz coincidencia entonces!!
Otro beso
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