Definidos como un camino o sendero, con complejas encrucijadas intencionales, (vueltas que desvían el mal y, a la vez, protegen su centro), destinadas a complicar y retrasar la llegada de todo aquel que quiere acceder a él.
Originalmente designaba al "Palacio de Minos" en Creta. Creado por Dédalo, a pedido del rey, para albergar al Minotauro, mitad hombre, mitad toro; sólo el héroe Teseo, logró superar la prueba: entra en él, mata al monstruo y sale, gracias al hilo de Ariadna.
Palacio de Cnossos - Reconstrucción
Esto habla del carácter iniciático del símbolo; solo aquel que logre vencer las dificultades, podrá alcanzar lo que se halle en el interior, en el centro.
Existen recorridos de una sola vía, que no ofrecen caminos alternativos, ni bifurcaciones; poseen una sola puerta de entrada que, a la vez, es salida. A medida que se adentra en él, no es posible perderse; estos laberintos, muy utilizados en la Edad Media para decorar pisos en catedrales, simbolizan el duro y difícil sendero hacia Dios.
Uno de los más famosos es el de Chartres (Francia).
Con un diámetro de 12 mts y un recorrido de 200 mts, servía para "reemplazar" el peregrinaje a Tierra Santa; llegar al centro equivalía a alcanzar Jerusañen y los lugares sagrados.
Otros laberintos denominados"mazes", presentan caminos alternativos para recorrer, pudiendo elegirse un sendero correcto o no, que llevará a la salida correcta o no.
En psicología, representa la búsqueda del centro, del yo en el interior de sí mismo.
Es un viaje de "muerte y resurrección", un emerger de las tinieblas a la luz como símbolo de la victoria de lo espiritual sobre lo material, de la inteligencia sobre el instinto.
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